Naturaleza gráfica |
Confusión del límite entre el hombre y la naturaleza.
"-Un país pobre es absolutamente despreciable. No merece una visita -decía yo.
-Ved -replicó el latinista- que puede hallarse gran belleza en la miseria mayor.
-Mi bueno y respetable amigo -exclamé con toda impertinencia-, Racine dice "que el honor sin dinero no es sino una enfermedad". Lo mismo la belleza. Si no es un hartazgo de vida es solo una abstracción. Yo no creo en el encanto de Toledo, en sus casas mustias atestadas de leyendas y sus calles tan antiguas, tan incómodas... Ya ve usted y encuentro seducción estética en los bulevares, nerviosos como músculos fuertes y en las avenidas numeradas de New York con sus casas de veinticinco pisos.
-No os falta razón, no os falta razón, joven - pero venid, venid... y me llevó a su jardín. Un jardín, casi un huerto al fin del cual un mirador de piedra daba su frente al mar.
Me hizo sentar y se alejó sin decir palabra.
A mi espalda, escondida entre hierbas altas, una fuente vertía su chorro interminable.
El antiguo traductor de Virgilio me había jugado una pala pasada...
[...]
Se recuerda la vida de la ciudad como un imposible de rudezas. En cambio, se añoran los primeros amores y el ambiente envuelve los sentidos en un perfume de égloga.
Rítmicamente los nervios se encogen fingiendo medrosidades apacibles..."
José Ortega y Gasset, GLOSA A RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN. 1902
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