lunes, 25 de marzo de 2013

René Laloux y el imaginario de Moebius


Los amos del tiempo. Una pequeña genialidad de René Laloux con diseños de Jean Giraud (Moebius), uno de los creativos de la imagen con más personalidad en la animación y el cómic del S.XX. Hablamos de un viaje intergaláctico a la antigua usanza narrativa: pasando por diversos lugares en los que nos encontramos situaciones muy distintas, ocasión siempre para relatar alguna pequeña historia o describir alguna forma de vida peculiar, donde cada parada supone una pequeña hazaña, culminando el viaje en un desenlace que no esperamos.

Aquí os dejo la película para que la veáis en youtube: activad los subtítulos, aunque ponga "ESPAÑOL (MÉXICO)" es un castellano correcto.




Advierto: lleva una sutil carga filosófica, insertada como por casualidad. No pasar por alto. Por ejemplo en el mundo de los ángeles indiferenciados, cumpliendo una especie de profecía de Empédocles, donde el amor unifica el mundo y la discordia (el odio) lo separa y lo divide en un proceso eterno.






Y los pequeños telepáticos.





"-a los humanos, o al menos, a algunos de ellos, no les preocupan la belleza de las cosas, sólo su valor las hace interesantes.

-¿Su valor? ¿qué es el valor?

-Un concepto. Lo leí en sus pensamientos.

-Y... ¿Qué es un concepto?

-Sinceramente, no estoy seguro... Es algo que conduce a los humanos a la locura... o por lo menos a algunos."

Así que nada, ya sabéis, a verla y ahorrar tiempo en vuestras miserables vidas (tranquilos, la mía también es miserable).

lunes, 11 de marzo de 2013

Buenas, corzón, volvemos a encontrarnos...

viernes, 1 de marzo de 2013

Naturaleza Gráfica

Naturaleza gráfica

Confusión del límite entre el hombre y la naturaleza.






"-Un país pobre es absolutamente despreciable. No merece una visita -decía yo.

-Ved -replicó el latinista- que puede hallarse gran belleza en la miseria mayor.

-Mi bueno y respetable amigo -exclamé con toda impertinencia-, Racine dice "que el honor sin dinero no es sino una enfermedad". Lo mismo la belleza. Si no es un hartazgo de vida es solo una abstracción. Yo no creo en el encanto de Toledo, en sus casas mustias atestadas de leyendas y sus calles tan antiguas, tan incómodas... Ya ve usted y encuentro seducción estética en los bulevares, nerviosos como músculos fuertes y en las avenidas numeradas de New York con sus casas de veinticinco pisos.

-No os falta razón, no os falta razón, joven - pero venid, venid... y me llevó a su jardín. Un jardín, casi un huerto al fin del cual un mirador de piedra daba su frente al mar.

Me hizo sentar y se alejó sin decir palabra.

A mi espalda, escondida entre hierbas altas, una fuente vertía su chorro interminable.

El antiguo traductor de Virgilio me había jugado una pala pasada...

[...]

Se recuerda la vida de la ciudad como un imposible de rudezas. En cambio, se añoran los primeros amores y el ambiente envuelve los sentidos en un perfume de égloga.

Rítmicamente los nervios se encogen fingiendo medrosidades apacibles..."

José Ortega y Gasset, GLOSA A RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN. 1902