martes, 28 de enero de 2014

Crítica de la razón manchada



No entiendo a la gente que dedica toda su vida únicamente a la filosofía. No puede haber nada más aburrido. La filosofía es complemento, no fin. En mi opinión, no es sano ser filósofo sin ser algo más, médico, literato, albañil, diseñador, lo que sea. Cuando el centro de una vida es la filosofía, esa vida comienza a oler a cerrado y a rancio. Y esa misma gente es la que te mira con ojos raros si no te dedicas a la filosofía pura. "O pura o nada" dicen. Malditos kantianos. No puede haber filosofía pura porque la filosofía es pensamiento sobre las cosas, y sin cosas, no hay filosofía, y eso es lo que pretenden los puritstas, hacer filosofía sobre la filosofía, y encerrarse en su ciclo eterno una y otra vez a respirar un aire ya respirado y a perecer inmortalizándose en páginas cada vez más amarillentas. Yo recomendaría a todo filósofo que dejara la filosofía nada más terminar la carrera, como hizo Wittgenstein, largarse por ahí, hacer un master en alguna otra cosa, y si eso, luego, compaginar lo que sea con la filosofía. Total, el aprendizaje ya está hecho, que parece que alguien lo pueda robar, ¡hombre!.